![](http://by139w.bay139.mail.live.com/att/GetAttachment.aspx?tnail=1&messageId=4d6dccb2-dd31-46f8-b84a-cde40325f671&Aux=44|0|8CABA9110760410|)
Estamos viviendo en La Republica Argentina una serie de conflictos que perduran en el tiempo sin resolución alguna, a pesar de las voluntades expresadas por muchos, provocando un desgaste tremendo en el animo de todos.
Parece ser que por alguna razón, si se puede encontrar algún rastro de raciocinio en las actitudes vistas por estos días, estamos predestinados a destruir toda oportunidad de superarnos como sociedad, y que no alcanzamos a cicatrizar las heridas abiertas por tremendas e insensatas batallas del pasado, que cargamos nuevamente en la misma consigna.
Es desalentador ver como se plantean, seudo discuten y avalan posiciones tan encontradas, donde sus fundamentadores parecen ser acreedores de la verdad absoluta como si ésta fuera una virtud entre los mortales.
Es verdad que a la democracia no concurre la exactitud como en las matemáticas o la física, pero si valoramos que desde de distintos lugares de observación un mismo evento es distinto en lo relativo para cada observador, y que del análisis de esas distintas experiencias se puede enriquecer la teoría y llegar a conclusiones mucho mas acertadas que si se las hiciera desde un único y exclusivo observatorio, es hora de recurrir a las matemáticas y a la física. Es que en las horas que vivimos somos espectadores de un interminable diálogo entre sordos donde cada disidencia con lo “absoluto” comienza un viaje estéril que culmina en la pared impenetrable de la soberbia y omnipotencia económica.
Esta idea de hoy de entender la democracia dista mucho de estar pergeñada por el poseedor de un desorden psíquico, muy por el contrario, es la herramienta fundamental de un plan diseñado con asombrosa precisión y que indudablemente nos conduce a una meta que vemos acercarse inexorablemente.
Ante el poderío avasallador y destructivo por excelencia demostrado desde los planos de conducción en todos los ámbitos de la sociedad solo hay una manera de oponer resistencia. Pero los caminos que conducen al éxito de la resistencia a este modelo implican que indiscutiblemente el axioma básico de la lucha debe ser la ética. Si, el desafío no deja de tener sus puntos de debate en lo político, lo económico, lo educacional, ámbitos en los cuales la tarea es ardua, pero el tiempo de discusión constructiva y superadora llegará casi con naturalidad si no nos apartamos de la idea que el eje esencial del trayecto hacia ese tiempo es el desafío ético que tenemos por delante. Esa pared impenetrable de soberbia y omnipotencia económica, solo es vulnerable ante la ética que deben demostrar los ciudadanos de bien, que tienen verdadera vocación de servicio en pos de una sociedad igualitaria, pero igual desde la realidad, no desde los discursos encendidos que solo demuestran el incremento diario de la dicotomía entre estos y las acciones emprendidas. El desafío es para toda la juventud Argentina. Si resulta que los ciudadanos citados no se encuentran en los ámbitos adecuados para canalizar el desafío planteado, si la obra que ven se desarrolla de tal manera que se avizora el final y este no es de agrado para aquellos, deberán duplicar los esfuerzos y dejar de ser meros espectadores, saltar al escenario con fuerza para ser protagonistas y torcer definitivamente la trayectoria que se quiere imponer, para redireccionarla con la mira puesta en la realidad que soñó el General San Martín para este PUEBLO ARGENTINO.
José M. Rodríguez Blason